Camino de Santiago desde Alicante: Los preparativos

Bueno esto de prepararse dura desde que acaba la fase 3 del estado de alarma hasta que parto el día 16 de Julio después de muchas llamadas para preguntar eso de “¿abrirán ustedes?” y “¿cuándo?”, con pocas respuestas telefónicas y las pocas eran para decirte que no iba a ser posible reencaminándote hacia la oferta privada de alojamiento.

Aceptado que el camino habría que transitarlo haciendo uso de la oferta hospitalaria privada, se trataba de escoger el camino con mejor oferta y a ser posible el más atractivo incluyendo el tema costes. Y teniendo en cuenta, finalmente, que no soy ni era ningún atleta y con escasa experiencia en el uso de la bici en terreno de orografía heavy y/o con muchas pendientes.

Otro factor que tuve en cuenta era la posibilidad de acabar trayectos en puntos donde un tren de media distancia (MD) o cercanías pudiese ser abordado.

Lo de MD o cercanías se debe al hecho de que viajando en otra categoría de tren te encuentras con la natural aversión de RENFE al transporte de bicicletas. Por supuesto la MD y el “cercanías” supone una oferta muy limitada y apenas comunican a lo que se ha dado en llamar la España vaciada que es por donde tenía intención de pasar.

Finalmente estaba lo de posicionarse en el punto de partida sin tener que desarmar la bici por exigencia del empresa de transporte por carretera, o sea el autocar, y que tanto me había costado configurar con su trasportín, alforjas, saco, tienda, luces, agua, cuenta vueltas, bombín, retrovisor, etc.

Me negaba a tener que desarmar la bicicleta para un trayecto no mayor de 2 horas entre otras cosas porque cabía la posibilidad de no saber poner de nuevo las cosas en su sitio.

Cabe decir que en la labor de configuración me ayudaron los expertos del taller de bicicletas que la empresa Decathlon tiene en San Javier que es además donde la adquirí siguiendo sus indicaciones pues fué a los primeros que conté mi objetivo:

Yo: “Quiero llegar a Santiago de Compostela con la bici que me vendáis”

D: “¿Alguna experiencia?”

Yo: “Ninguna”

Por autocar podría posicionarme en Alicante (Camino de la Lana y Camino de Levante) o Almería (Camino Mozárabe).

Hasta Alicante podía llevar la bici entera si cabía en el compartimento de las maletas cosa bastante probable porque a determinadas horas apenas hay pasajeros y menos que lleven maletas. En dirección a Almería no era posible. Había que desarmar y empaquetar.

Decidido, hacia Alicante y desde allí seguir el Camino de la Lana que pasaba por Cuenca donde hay MD. Importante para mí pues en ese momento ya estaba decidido que la etapa familiar se haría desde Madrid reiniciando el Camino con este nombre y cuyo punto final con la familia de acompañante sería Segovia después de pasar la cumbre de la mítica Fuenfría.

Es decir abandonaría el Camino de la Lana y me trasladaría a Madrid con la bici y para eso necesitaba el MD que saliendo de Valencia debería abordar en Cuenca hasta Aranjuez. Luego habría que hacer transbordo al Cercanías con el que posicionarme exactamente en la estación de Majadahonda.

Por supuesto que ya tenía una bici en San Javier antes de ir a Decathlon a comprarme la que finalmente usé. Era un regalo de mi hermano Jose, una Rockrider de no menos de 15 años,  y con ella me hice un año antes parte importante del Camino del Norte. No estaba especialmente preparado para mover ese armatoste de hierro por Asturias y Galicia pero lo conseguí.

Tengo que resaltar la enorme ternura con que otros biciperegrinos me miraban cuando me adelantaban como una exhalación  en medio de una etapa o cuando acababa esta en el albergue de turno. No me cabe la menor duda que su pensamiento venía a decir eso de: “¿pero dónde va este yayo? Le va a dar algo.”

Después de ese viaje fui consciente de que andaba algo obsoleto en eso de las bicis de ruta. Tenía que modernizarme y buscando lo más asequible a mi bolsillo me puse en manos de los expertos siendo finalmente Decathlon quien me convenció y no solo por el coste de la máquina.

Un argumento determinante fue precisamente el propio camino físico, es decir el lugar por donde se supone debería rodar con la bici hasta llegar a Santiago

Escuchar nombres como el de  Barranco del Infierno (Barranc de l’Infern), en la propia provincia de Alicante, nada más salir, me producía cierto agotamiento físico. Según parece barrancos como este, localizado en Pego (Alicante), es normal a lo largo del Camino de la Lana ortodoxo normalmente diseñado con criterio de 0 asfalto y por lo tanto para auténticos atletas de la bici de montaña.

El sentido común lo pusieron los expertos biciruteros de Decathlon, con muchos kilómetros en sus piernas, cuando me dijeron: “España tiene muchos pueblos vacíos y en consonancia caminos, buenos caminos, incluso asfaltados, donde apenas te cruzas con algún vehículo motorizado… Úsalos”.

Podía hacerme el Camino usando estas vías, que no dejan de ser muchas de ellas carreteras comarcales o locales que unen pueblos, donde apenas hay tráfico.

Eso sí, pude comprobar que para ubicarme en la ruta deseada haciendo uso de ese camino vecinal o carretera local resultaba complejo si recurría a la información que pudiese proporcionarme el paisano de turno, habitante de la localidad de partida pues, salvo rutero deportivo o jubilado andarín, tendía a dirigirte a la autovía de turno sin percatarse que con la sola presencia de la bici a mi lado se entendía que lo que buscaba era la ruta alternativa normalmente la primitiva. Conclusión…, mucha gente no entiende lo de desplazarse entre pueblos si no es con el coche por medio y por supuesto a toda pastilla.

Esto, que como pude comprobar era la norma  a lo largo del casi todo el Camino, en concreto Alicante y las 2 Castillas, cambia en Galicia donde el tránsito de vehículos pesados, no sé si por falta de autovías, es intensísimo en carreteras donde apenas caben dos coches. Circular en bici es todo un peligro para el ciclista si no fuera porque existe la alternativa de la Red Eurovelo que cogí nada más empalmar con Melide (Galicia) procedente de Lugo.

Decidido. Haría uso de los caminos con pavimento duro y/o carretera asfaltada y para ello nada mejor que una bici de las llamadas híbridas a la que reforcé la cámara con gel por consejo de los expertos y que como pude comprobar no me sirvió de mucho cuando tuve que pisar un camino de esos que normalmente usan los agricultores para sacar la naranja. Una astilla afilada y minúscula atravesó la cubierta y la goma. Pinché. Y eso fue precisamente nada más salir de Alicante. Pero es otro tema que relataré en el siguiente capítulo.

Mientras tanto quiero presentaros la bici que usé:

Y sus características:

BICICLETA TREKKING RIVERSIDE 500 ALUMINIO 28 PULGADAS 9V GRIS ROJO

Pero lo mejor su precio.

Y  que después de armarla con los complementos de rigor, los imprescindibles, pues más allá no sabría cómo usar (como por ejemplo todo lo relacionado con el tema tracking), quedó de la siguiente guisa.

Pienso que a todos los efectos, y admitiendo que te pueden engañar o simplemente  equivocarse, es mejor preguntar por dónde anda el Camino.

Más vale que te engañe o se equivoque un paisano que una máquina.

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