Tuve que dejar precipitadamente el camino aragonés a Santiago de Compostela a la altura de Artieda (Aragón) allá por Marzo. La razón el estado de alarma. Retorné a San Javier (Murcia) vía Pamplona para confinarme. Pero cuando llegó Junio ya se veía que lo del estado de alarma, las fases, se acababan y yo, como a otros muchos caminantes, nos pedía el cuerpo volver al Camino.
Claro que no iba a ser lo mismo. Bastó descolgar el teléfono y llamar a la asociación de Alicante para ponerte las cosas muy claras. No habrá nada en el Camino que te pueda ayudar. Es decir los albergues, los hospitalarios. Por precaución y por falta de ganas, no sin cierta lógica, iban a permanecer cerrados durante el verano y por lo que se intuye…, por bastante tiempo.
Total que la cosa era hacerlo acudiendo a la “hospitalidad” privada, que como todo el mundo sabe no es lo mismo ni lo más barato si multiplicamos las etapas por el precio medio por pernocta. Además de otros gastos.
No es que renuncie a lo privado, al contrario, pero si me gusta ponerlo como premio eso de darse un gran homenaje en determinados momentos del Camino, por ejemplo al final, donde disfrutar de esa buena cama, la privacidad, el baño y esa cena/desayuno al precio que sea. Y que en cualquier caso, como es mi caso, no se puede pagar todos los días. Más bien poco días.
La conclusión es que los 1.100 kms que hay desde Alicante a Santiago a base de pernoctas en hostales/hoteles privados a unos 30-40 € de media no es nada barato salvo que reduzcas las mismas lo que supone hacer tramos que cubran muchos kilómetros y esto solo es posible si uno recurre a la bici como medio para recorrer el Camino.
Pongo en contexto que mi objetivo después de 3 meses de encierro era llevar a cabo el Camino tal como había pasado el estado de alarma, es decir solo.
También es cierto que había intentado la compañía de algún hijo que con buen criterio declinaron la oferta dejando esta reducida al acompañamiento en alguna(s) etapa(s) y al encuentro al final del final del Camino para pasar las vacaciones en la Costa da Morte.
Finalmente el principio del Camino no iba a ser otro que desde Alicante pues me convenció la idea de conocer de cerca como es el interior de los territorios que se atraviesan paso a paso mirados bajo la óptica de un ciclista con poca prisa que era lo que al fin y al cabo dictaban mis piernas.
Conozco obviamente Alicante, Albacete, Cuenca, Guadalajara, Soria y Burgos, es decir todas las provincias que tocas camino de Burgos (capital), conocido como Camino de la Lana, antes de enlazar con el Camino Francés…, pero en coche haciendo turismo o por trabajo. Tocaba hacerlo de forma lenta, huyendo lo más posible del asfalto y buscando eso que llaman la España vaciada por si en algún momento decido cambiar mi actual punto de retiro. Por eso elegí Alicante como punto de partida.
Y la fecha la que tocó después de muchas valoraciones con las que encajar todas las piezas del puzle. Es decir número de etapas, las etapas del Camino a compartir con hijos, llegada a Corcubión (Galicia) donde pasar unos días con hijos y nietos que sin duda llevaban sus propios cálculos de periodo de vacaciones, tiempo, reserva apartamento, dinero, etc.
El día elegido fue el 16 de Julio tiempo suficiente para prepararme desde que pensé en retomar el Camino a mediados de Junio. Y de eso toca el siguiente capítulo de esta crónica…., de la preparación.