Cuando se habla de ser eficientes energéticamente en nuestros hogares se entiende como la manera de satisfacer los requerimientos energéticos del hogar al menor coste económico posible tanto desde el punto de vista del suministro mismo de energía como de las consecuencias que tiene para la sostenibilidad del medio ambiente.
Cuando en este blog hablamos de autogeneración residencial, estamos proponiendo una forma de ser eficiente que tiene una repercusión más directa e inmediata en nuestro bolsillo frente a otras formas que siendo igual o más eficientes no tienen esa repercusión tan directa o al menos no se percibe así.
Con la aplicación de normas de eficiencia energética en el sector residencial, según como y cuando, le podemos estar haciendo un favor en primer lugar a nuestros bolsillos (microeconomía) o por el contrario, este favor se lo hacemos a la macroeconomía que también nos afecta pero algo más tarde.
Explico esta idea con un ejemplo que todo el mundo conoce y que no todo el mundo práctica diligentemente…, es el hecho de reciclar en los hogares.
Cuando ponemos en práctica acciones de reciclado en el hogar, tenemos que gastar en distintos tipos de cubos, en bolsas de distintos colores, realizar tareas de clasificación del residuo y realizar mucho viaje al punto limpio y a los contenedores que de distinto color se ubican en algún punto próximo o remoto de nuestro hogar.
En definitiva ponemos dinero y tiempo, que también vale dinero, para que el país reduzca gasto en el capítulo de la sostenibilidad y en la salvaguardia de los recursos naturales que, de no ser así, tendríamos que pagar vía tasas para que otras personas lo hagan.
Por supuesto me parece de cine este hecho y seguiré con mi ya vieja costumbre de poner cada cosa en su sitio aunque encuentre el contenedor amarillo ocupado por un viejo colchón.
En resumen favorecemos la macroeconomía del planeta en primer lugar para que podamos disfrutar el día de mañana de un día de campo si tener que ir apartando bolsas de plástico
Esta percepción lejana es lo que hace que haya gente inclasificable que, como se dice vulgarmente, pase del tema y lo pone todo esto a cuenta de los impuestos que paga.
En cualquier caso, como venimos diciendo, con la eficiencia energética ocurre otro tanto de lo mismo. Ser eficiente en el hogar nos cuesta dinero, pero sentirse como tal depende del retorno económico que supone serlo.
Nosotros proponemos una forma de ser eficiente mucho más pegada a la microeconomía del hogar. Vamos a explicarlo.
En el siguiente cuadro:
1º | Edificio de viviendas | Electrico | Térmico | Total | |
Consumo x vivienda | kWh/a | 4.000 | 8.000 | 12.000 | |
2 miembros | 712 € | 441 € | 1.153 € | ||
2º | Chalet individual | Electrico | Térmico | Total | |
+ de 4 miembros | kWh/a | 18.000 | 32.000 | 50.000 | |
3.204 € | 1.764 € | 4.968 € |
Hemos reflejado el consumo de energía en dos tipos de vivienda representativo de un hogar medio europeo con mentalidad de ser proactivo en la eficiencia energética.
Hemos considerado un precio medio eléctrico, para los distintos modelo de tarifa; y un gasto térmico (ACS y calefacción) calculado a partir del tarifario (grosso modo) del gas natural.
El consumo que hacemos en kWh se decanta claramente a favor del consumo llamado térmico (ACS y calefacción) aunque el gasto en términos económicos corresponde al uso que hacemos de aparatos eléctricos del que hemos sacado lo que podría ser la calefacción eléctrica o la vitrocerámica.
En definitiva el gasto GORDO es y seguirá siendo en electricidad por la sencilla razón de que la electrificación es en si un plus de eficiencia energética al incorporar la domótica en el hogar e implementar hábitos de consumo basados en la electrónica de ocio (ordenadores, consolas, cine en casa) y la entrada en el hogar, en los próximos años, del vehículo eléctrico puro o híbrido enchufable.
Si aceptamos este hecho la pregunta que nos podemos hacer es ¿dónde es mejor hacer el gasto para reducir el consumo energético?, ¿invertimos para reducir el que gastamos en térmico o en eléctrico?.
Hay que distinguir, en primer lugar, si es un edificio de nueva planta o es un edificio ya construido y habitado donde queremos ejecutar un proyecto de eficiencia energética.
Cambia la cosa el planificar sobre plano y embeber costes en el conjunto de la construcción del edificio.
Vamos a trabajar con esta hipótesis, vamos a aplicar el Código Técnico de la Edificación (CTE) que en su anexo IV (DB HE-4) nos habla de reducir el gasto térmico en el hogar, pero no nos dice nada del gasto eléctrico en el DB HE-5 que lo deja para otro tipo de edificaciones no residenciales.
El CTE contempla actuaciones tanto desde el punto de vista pasivo como activo que puede llegar a reducir el consumo de energía orientado al uso térmico (ACS+calefacción) hasta de un 60%.
Las medidas activas, como por ejemplo usar colectores solares para calentar o precalentar un fluido para su uso en el consumo térmico del hogar, suponen ahorros en algunas zonas de España de hasta el 60% de la factura durante el invierno. En verano, en estas mismas zonas sobra literalmente energía por todos los lados.
Las dos soluciones más utilizadas para el ahorro activo de energía (térmica) quedan perfectamente explicadas por estos dos esquemas de la Agencia Andaluza de la Energía:
1º Edificio de vivienda (solo ACS) | 2º Chalet unifamiiar (ACS y calefacción) |
Coste: 3000 €/vivienda (ahorro 60%) | Coste: 12.000 €/vivienda (ahorro 60%) |
El retorno durante el periodo de vida útil (20 años) de estos sistemas los podemos resumir en el cuadro siguiente.
Gasto Térmico | Ahorro año | Ahorro 20 años | Amor. Años | |||
1º | Edificio de viviendas | |||||
Consumo x vivienda | kWh/a | 8.000 | 4.800 | |||
2 miembros | 441 € | 265 € | 5.292 € | 11 | ||
2º | Chalet individual | |||||
+ de 4 miembros | kWh/a | 32.000 | 19.200 | |||
1.764 € | 1.058 € | 21.168 € | 11 |
Ahorro que se ve mermado al tener una gasto de mantenimiento anual importante en ambos tipo de instalaciones.
El retorno mejora en la medida que este tipo de equipamiento es, muchas veces, subvencionado, en caso contrario siempre cabe la solución de estar en casa con un jersey o bajar 2 grados el termostato del calentador.
En cualquier caso, el uso por norma de la solar para aplicaciones de ahorro térmico tiene otras muchas ventajas que escapan a esta visión de microeconomía casera. A saber…
- Evitamos el vertido de grandes cantidades de CO2 a la atmósfera.
- Bajamos la factura que pagamos al exterior por compra de combustibles fósil
En definitiva macroeconomía en primer lugar.
Veamos ahora cual es la repercusión de la instalación de un pequeño kit fotovoltaico conectado directamente a la red interna de un edificio residencial con el único objetivo de reducir el consumo en electricidad procedente de la red externa, o sea el recibo de la luz.
Cualquier tipo de vivienda |
Coste: 3000 €/vivienda |
Este kit ocupa un espacio diáfano de 20 m2 de nuesta cubierta, exactamente 5 paneles de 220 W, es decir 1,1 kW con un inversor con salida monofásica a 220 V que conectamos al cuadro eléctrico de la vivienda y protegemos todo ello con los correspondientes magnetotermicos que imposibiliten accidentes domésticos.
Usamos un sistema de backup eléctrico en baterías mínimo (2 kWh), para los periodos de transición a lo largo día y como estabilizador de la red interna, no tratamos de cubrir los atardeceres ni la noche. No va a existir excedentes de ningún tipo, menos para venta a la red externa. Es decir es una vivienda permanentemente habitada y al menos la nevera está consumiendo en el punto bajo de la carga y en el punto álgido de la misma es probable que tengamos que tirar de la red externa cuando nuestro consumo concurrente supera la potencia del microgenerador suponiendo que este esté además en su mejor momento de productividad y no cuando el sol desaparece por el poniente.
No se trata de hacer una instalación industrial para producir electricidad que nos permita dejar de trabajar y vivir de las rentas, se trata simplemente de ahorrar entre otras cosas porque es muy probable que el espacio disponible para colocar placas fotovoltaicas en nuestra cubierta sea pequeño.
Se supone que se trata de hacer una instalación que no tenga costes burocráticos, es decir que industria no te exija un boletín pues estamos hablando de instalar algo que vierte del contador hacia dentro y que el ayuntamiento no exija una tasa por licencia de obra menor o de actividad, pues seguimos hablando de algo más o menos oculto al exterior, no vamos a hacer ningún negocio y la instalación no afecta a la red eléctrica aguas arriba porque sencillamente no vertemos al exterior.
El balance anual medio de producción de energía en la península ibérica, no hablemos de Canarias donde se supera con creces estas cifras, ronda los 1.650 kWh.
El retorno de utilizar esta tecnología durante todo el periodo de vida útil lo podemos ver en el siguiente cuadro:
Gasto eléctrico | Ahorro año | Ahorro 25 años | Amor. Años | |||
1º | Edificio de viviendas | |||||
Consumo x vivienda | kWh/a | 4.000 | 1.650 | |||
2 miembros | 712 € | 294 € | 7.342 € | 10 | ||
2º | Chalet individual | |||||
+ 4 miembros | kWh/a | 18.000 | 1.650 | |||
3.204 € | 294 € | 7.342 € | 10 |
Como podemos observar con esta forma de ahorrar recuperamos antes la inversión, sin olvidar que este tipo de equipamiento tiene todavía mucho recorrido descendente en sus costes. Y que la tarifa eléctrica acaba de arrancar hacia… arriba.
El retorno mejora en la medida que se pudiese verter de forma incentivada los excedentes de producción, mucho o poco, lo que fomentaría el ejercicio del ahorro interno.
Huelga decir que la FV tiene un mantenimiento casi nulo. ¡¡Hombre!! puede caer un pedrisco sobre los paneles FV, como en los térmicos, pero para ello ya tenemos el seguro de hogar. Lo que queremos decir es que no tenemos fontanería (corrosión), válvulas y bombas de circulación que se estropean, heladas, recalentones, etc. Solo cables de cobre, electrónica de seguridad, algún relé y electrones fluyendo.
En definitiva podemos decir que con este tipo de aplicaciones de la solar fotovoltaica en un modelo de autogeneración para el autoconsumo residencial, también.
- Evitamos el vertido de grandes cantidades de CO2 a la atmósfera.
- Bajamos la factura que pagamos al exterior por compra de combustibles fósil
- …. y finalmente reducimos nuestra factura energética del proveedor interior
En definitiva microeconomía en primer lugar…, aunque a lo mejor este aspecto no guste tanto a algunos, empezando por los que cobran el IVA.