Pues pinta bastante aunque no en todas las ocasiones es para alcanzar ese ideal de una gestión de la energía eléctrica socialmente más democrática y más respetuosa con el medio ambiente.
A veces juega un papel que va exactamente en sentido contrario y casi siempre juega, como tecnología, un papel neutral. Por eso voy a exponer, bajo mi modesta opinión, un rol que considero el modelo más ético que puede desempeñar.
Partimos de la premisa de que la tecnología blockchain, junto con internet y las energías renovables, tienen esa cualidad que las hace aptas para favorecer entornos de desarrollo social más justos y equitativos. Al que añadiria el de más sostenible con el Planeta. La justificación de porque ocurre así con las energías renovables a la vista está…., podemos cambiar el modelo energético. Podemos actuar contra el cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con la tecnología blockchain que cuesta algo más entender como funciona…., también resulta más complicado justificarla por su potencial liberador sobre todo si nos atenemos a sus resultados prácticos.
Hace años algunos hackers libertarios quisieron romper con el modelo económico impuesto por los grandes bancos dueños de las monedas fiduciarias en curso e inventó una moneda llamada bitcoin cuya creacción y mantenimiento se sostenía en el registro de las transaciones en miles de nodos distribuidos por la red internet (blockchain) que le daban validez y cuyo propietario podía ser cualquiera con cierta capacidad de proceso computacional. Su propio uso en este contexto libertario es lo que le dotaba de utilidad y la hacía mucho más democrática que las fiduciarias creadas bajo estricto control de los bancos centrales sujetos a su vez a control político arropado a su vez por el manto del poder económico multinacional.
Llevar una gestión de las transaciones (libro contable) que se realizan con el resultado de intercambiar moneda sin que peligre la integridad de mismo es posible porque el protocolo blockchain, pues eso es al fin y al cabo un protocolo, recoge todo lo relativo a la seguridad en los procesos transacionales distribuidos. Es importante entender que el término transacción es en si mismo un procedimiento orientado a mantener la integridad de la información en las bases de datos distribuidas o no.
Sin embargo al día de hoy el uso de blockchain en el desarrollo de criptomonedas, su principal ocupación, presenta el siguiente panorama.
De las tres funciones principales que se le pide a una moneda, es decir ser un valor de cambio, un medio de pago y una forma de ahorro apenas esta última aguanta por el alto grado de especulación que genera al estar soportada por intereses no siempre muy recomendables.
Apenas algunas productos y servicios se valoran en esta u otras criptomonedas y si efectivamente tienen un valor económico reconocido, es decir son útiles para comprar o ahorrar, es por el hecho de que, en cualquier momento (?), es posible su intercambio con moneda fiudiciaria en muchas casas de cambio (Exchange) donde algunos hacen negocio comprando y vendiendo las mismas.
Pura especulación en la inmensa mayoría salvo aquellas que nacen respaldadas por un valor tangible, tan tangible como los tomates. Por ejemplo la electricidad (kWh).
Y aquí es donde empieza a rechinar el tandem blockchain-renovable pues no siempre es en el sentido que desde las comunidades de la energía renovables (CER) queremos dar. Se impone aclararlo.
Hay proyectos donde se da publicidad al modelo blockchain-renovables de manera muy generalista como marca de modernidad y sostenibilidad a efectos de busqueda de financiación cuando la realidad es que no tienen nada que ver al menos en el sentido expuesto hace 2 párrafos.
No estoy en contra de las criptomonedas pero me resisto a su caracter especulativo sobre todo cuando este es el fin en si mismo de su existencia por no hablar del propio proyecto para su creación en un formato de ICO (Inicial Coin Ofering).
Muchas criptomonedas creadas sin respaldo en la economía real han fracasado o se han mantenido solo en economías arrasadas. Y si la economía está arrasada de poco sirve en otros ambitos.
Por lo tanto lo mejor que se puede hacer es nacer con este respaldo y sin duda el kWh eléctrico renovable es el primero que debe apuntarse a este rol si queremos sacarlo del circuito donde manda el $ o el € que al fin y al cabo tiene como negocio preferente los combustibles fósiles, gas incluido.
Las criptomonedas que nacen para especular apuestan por limitar la cantidad de moneda emitida (minada) y esperar que se haga famosa mientras se convence a las grandes casa de cambio que la tengan en cuenta.
Pero he aquí el origen del problema. Para hacer más compleja la fabricación de moneda (minería) no se les ocurre otra cosa que cargar las tintas en lo que antes hacia a esta popular, la computación con un simple PC casero. Ahora se trata de computar horas y horas con máquinas que consumen grandes cantidades de energía eléctrica tanto para cálculo y resolución de algoritmos como para refrigerar el hardware utilizado. La minería se ha convertido en una industria cuyo único fin es la codicia de acumular más y más algo que no tiene respaldo alguno.
Respondemos al titular de este post. Sí puede pintar y mucho blockchain si entedemos esta tecnología, este protocolo, como la solución para gestionar una nube de pequeños autogeneradores y consumidores donde la energía eléctrica ni se compra ni se vende, solo se balancea.
Lo explico mediante el siguiente esquema:
Apostamos por un modelo jurídico de tipo cooperativo (CER) donde conviven consumidores (3), prosumidores (2) que en el caso de España vendrían amparados por el modelo de Autoconsumo Tipo II del RD900/2015. Y que además dispone de sus propias plantas de producción renovable (1).
Podríamos simplificar este esquema pues al fin y al cabo el item 1 no es ni más ni menos que el item 2 cuando este está de vacaciones…..
Autogeneración = Autoconsumo + Excedentes
Donde el autoconsumo es nulo y todo es excedente.
El caso es que los tres items establecen contratos cruzados de suministro/consumo (inteligentes) que no deja de ser un solo contrato de suministro que los usuarios de la cooperativa establecen con la misma pues al fin y al cabo es propietaria de todos los generadores.
Aquí no hay una sola red eléctrica en el sentido de estar todos por detras del mismo CT (Centro de Transformación) donde todos se conectan. La red es la que establece todos los dispositivos blockchain que mide los kWh que se entrega o toma a/de la red que actua como un gran depósito de energía que se mueve de aquí para allá.
Creamos una red electrica virtual (propia) basada en la red internet y controlada por blockchain.
La suma de todos los excedentes no tiene porque ser igual al consumo. A veces puede ser menor lo que nos indica que hemos echado mano de suministro foráneo que sin duda habremos previsto y cuyo origen es otra CER que sin duda le ocurre exactamente lo contrario; autogenera más de lo que autoconsume como CER.
Entre CER y CER se establece el correpondiente contrato inteligente.
Cabe pensar en los costes que supone desplegar una red de nodos. Es decir que nuestro punto de consumo y/o producción se dote del hardware preciso para cumplir esta tarea.
Más aun del gasto que supone mantenerlo.
Bueno, una de las características de blockchain, como hemos dicho es su caracter libertario. Es como dicen los responsables de código abierto (open source). En otras palabras, sobre cualquier dipositivo (eléctrónico) conectado a la red eléctrica y cuyo firmware sea accesible podremos implementar la blockchain. Podemos convertirlo en un nodo.
Para esto sirve blockchain. Algunos ya están trabajando en esta linea y estan a punto de dar en el clavo. Esperemos que lo consigan.